viernes, 4 de julio de 2008

Evadiendo la gloria europea

Resulta irónico que un club que se hace llamar Internacional no pueda conseguir grandes trofeos fuera de su territorio. Parece cómico y hasta trágico que un conjunto fundado para reeditar la valía de jugadores foráneos en contraposición a un Milán que sólo aceptaba italianos, no pueda luego de más de cuatro décadas volver a hacerse con la Champions.

El idilio que tuvo il biscone con esta copa duró muy poco. Si bien no se puede menospreciar el hecho de haber alcanzado dos títulos consecutivos en el 64 y 65 y ser subcampeones en el 67, se debe tener en cuenta que los nerazurri no volvieron a asomarse en una final, con excepción del año 72.

Esta época de grandes triunfos nacionales y sobre todo internacionales se conoce como ‘La Grande Inter’. Se gestó en el mandato presidencial de Angelo Moratti y bajo la conducción técnica del español Helenio Herrera. Con un libreto táctico manejado a la perfección, en el que se destacaba el clásico catenaccio, primero defenderse y luego sí atacar, las victorias no se hicieron esperar. Poseía una defensa de lujo y un mediocampo y ataque letal. Destacaban Picchi, Facchetti, el primer lateral con proyección, 'el arquitecto' Luis Suarez, Mazzola y Jair.

Luego han sido más las tristezas. Tras algunos presidentes, varios entrenadores, cientos de jugadores y millones de liras o euros, el Inter aún se siente opacado por su vecino de patio que sí se ha mantenido en la cima europea. Los resultados mostraban a un niño rico que gastaba su fortuna en dulces exóticos pero que nunca compraba alimentos que lo ayudasen a crecer.

Si bien Mancini le ha devuelto credibilidad al club con la consecución de dos scudettos, poco ha podido hacer para devolverle el trono europeo. A veces el equipo rinde, pero en otras ocasiones tan sólo parece un puñado de viejas figuras ahogadas por la gloria. Solari ya no es el mismo, Figo no tiene el desborde de antaño y Samuel ya no es ‘el muro’ que deslumbrara en la Roma. Aunque cuenta con otros talentos, no le alcanza para vencer a rivales de talla internacional. Sobran joyas y falta quien ponga fin a esa anarquía que por momentos aparece dentro del campo de juego.

Quizás suene exagerado, pero si Massimo Moratti no deja su tozudez y da un vuelco radical a su estrategia de reclutar estrellas a diestra y siniestra sin darse a la tarea de contratar a un entrenador con un verdadero plan de trabajo, me temo mucho que esta racha de derrotas a nivel europeo persistirá por un buen tiempo.

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