viernes, 4 de julio de 2008

El reencuentro con la gloria

Problemas en la cúpula directiva, constantes cambios de entrenadores, arribo de elementos que no terminan de encajar y por supuesto temporadas y temporadas sin lograr título alguno. Ocho años sin saborear la victoria final. Una eternidad para un grande como el Tottenham Hotspur.

Es que los Spurs no son un equipo habituado al ostracismo. Si bien no tienen la historia de un Manchester o un Liverpool, su currículo en cuanto a títulos nacionales e internacionales no puede ser demeritado, mucho menos la calidad presente en aquellos jugadores que han portado sus colores.

Como pasar por alto datos tan significativos como los siguientes: primer equipo en el siglo XX en conseguir el doblete (Liga y Copa FA en la temporada 60-61); primer club británico en levantar una copa europea (Recopa de Europa en el 63); y campeón de la Copa de la UEFA en el 72 y 84.

Qué decir del traspaso bomba de los estelares argentinos campeones del mundo Ardiles y Villa; el trasegar de figuras icónicas como Jennings, Hoddle, Gascoigne o Lineker; o el fútbol prodigioso de 'los famosos cinco': Sheringham, Klismann, Bamby, Anderton y Dumitrescu.

De algún tiempo acá el bajón institucional y deportivo se hizo notorio. Los Spurs cayeron en el hoyo. Afortunadamente con la reciente llegada al banco técnico del español Juande Ramos, el club dio un vuelco radical. El manchego movió sus fichas de manera inteligente. Se empapó de información y trajo a su lado al ex spur Gustavo Poyet. Trabajó arduamente en la parte táctica y le otorgó una identidad a su escuadra. En últimas, ejerció una labor psicológica profunda, disciplinó y mentalizó a sus pupilos para ganar. Keane renovó su confianza, Berbatov recobró su innegable olfato goleador, Lennon terminó de pulirse y la pareja King-Woodgate se solidificó.

Esta pletórica recuperación se vio reflejada en el nuevo campo de Wembley cuando un Tottenham ceñido a un perfecto libreto táctico logró hacer añicos el poderoso talonario de Abramovich derrotando 2-1 al Chelsea para alzarse con la Carling Cup y de paso romper una sequía de títulos que se remontaba al año 99.

El maleficio tocó fin. Sus jugadores emblema reencontraron el nivel y la disciplina táctica impuesta por el adiestrador español caló en todas sus líneas. Con un título en el bolsillo los de White Hart Lane se plantean nuevos retos: recuperar posiciones en la Premier y pelear hasta el final una copa tan importante como la UEFA.

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