Seguramente en el escalafón de logros planteados al inicio de temporada en muchos elencos europeos habrá de primar uno o máximo dos objetivos puntuales en detrimento del restante, esto ya que escasos oncenos pueden darse el lujo de contar con una plantilla boyante en cantidad y calidad para afrontar tres torneos anuales con la misma determinación y consistencia para optar por el triunfo.
Sin dudas se ha vuelto muy común el desechar la Copa doméstica minusvalorando de esta manera los torneos de eliminatorias directas que tantas alegrías trajeron a los distintos públicos del Viejo Continente.
Si bien en la mente de ningún aficionado cabe la posibilidad de que exista una Premier sin una Copa FA, un Calcio sin una Copa Italia o una Liga de las Estrellas sin una Copa del Rey, la cúpula directiva que maneja los hilos del balompié de estos países se ha encargado de echar al traste el lujo y la brillantez que estos torneos brindaron en alguna ocasión.
En España, la tradicional Copa de su Majestad el Rey o la en algún momento denominada Copa del Generalísimo, pese a tener más de 100 años de longevidad y ser la competición ibérica más antigua, ha sido relegada a un segundo plano por la RFEF. Villar y su séquito han decidido ubicar las fechas en momentos inoportunos y no han querido ofrecer incentivos acordes a un evento de tal magnitud, léase un cupo automático a la Champions.
Pese al empecinamiento con que se ha vilipendiado la imagen de la Copa en los últimos años, se ha erigido una figura excluyente que ha salvaguardado su honor. Este personaje no es más que el mejor jugador del mundo, Lionel Messi, un rosarino con capacidades supra terrenales.
En el 2007 atrajo las miradas sobre este torneo a raíz de su gol maradoniano y este año puso de pie al mismísimo Vicente Calderón tras una exhibición de talento puro, marcando tres tantos, deleitando y prácticamente sentenciando la eliminatoria a favor del Barcelona.
Un escudero ideal para la Copa o si se quiere ir más lejos, el Rey del fútbol que defiende a muerte su propio trono.
jueves, 22 de enero de 2009
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