Al parecer la redonda no sólo la mueven los sutiles toques de un botín, el dinero se hace cada vez más dueño de su tendencia y es el encargado de controlar su dirección. Es cierto, el fútbol es un negocio y como tal resulta evidente en él la ley de la oferta y demanda. Unos venden y otros compran, y al parecer, unos ganan y otros dilapidan. O es mucho dinero por tan poco jugador, o por el contrario, su valor resulta nimio en comparación a los dividendos que puede ofrecer el futbolista. La suerte parece ser la única juez de las decisiones que toman los máximos jerarcas del fútbol.
En la actualidad dos negocios han saltado a la palestra por ser la excepción que confirma la regla. Las millonarias transacciones Atlético de Madrid-Liverpool y Arsenal-Barcelona. En concreto, el cambio de aire de dos arietes goleadores, ‘El niño’ Torres y ‘Tití’ Henry.
A primera vista nadie tenía plena certeza de quien había triunfado. Si bien los ‘colchoneros’ recibían una generosa cantidad, perdían al amado de la hinchada del Calderón. Arsenal dejaba escapar a su eterno ídolo, pero conseguía mucho más del capital esperado por un veterano de 30 años. Liverpool acogía a un anotador de raza devaluado y Barcelona a una estrella en declive. Alguno tendría que perder, ¿compradores o vendedores?
Ni lo uno ni lo otro. A Torres, pocos meses le bastaron para mostrar su eximio talento. Un nuevo equipo, una nueva vida. Sin el peso de llevar una escuadra a hombros, con la confianza de Benítez y la ayuda de sus compañeros, Anfield se rindió a sus pies. En cuanto a su amado Atlético, la situación resultó mucho mejor de lo esperado. Con las nuevas incorporaciones el juego en conjunto se disparó a un nivel incomparable. El pundonor y equilibrio de Raúl García, la juventud de Jurado, la versatilidad de Luis García, el ingenio y la imparable gambeta del ‘Kun’ Agüero, la potencia de Maxi, el aporte ofensivo de Forlán, la velocidad de Simão y la pegada de Reyes.
Por el otro lado, los ‘gunners’ demostraron que no eran sólo el equipo de Henry, el onceno plagado de talento despertó en todas su líneas. Muchos jugadores evolucionaron, Cesc tomó la batuta, Hleb se prodigó en talento, Flamini se multiplicó y los goles reaparecieron de la mano de Adebayor y Eduardo da Silva. Por último Henry. Las lesiones le jugaron una mala pasada pero con el tiempo retomó su liderazgo, se sintió importante y demostró que está capacitado para asumir el mando de los blaugranas.
Dos negocios redondos, benéficos para todos los equipos, y mejor aún, benéficos para el fútbol
(Fragmento de esta columna se encuentra publicado en el diario El País de Cali 25/01/2008).
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1 comentario:
Estamos esperando tus comentarios de la Euro...pecado lo de holanda
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