jueves, 10 de enero de 2008

El eterno dilema: ¿Existe el nuevo Redondo?

Elegancia, porte, carisma, personalidad y sobre todo profundos valores éticos y morales. La perfecta definición de un caballero del fútbol y de la vida. Calificativos que calzan a la medida de Fernando Redondo, ‘El Príncipe de Madrid’.

Con la eclosión de juveniles de talento como Banega, Gago o Mascherano, el nombre de este ex jugador vuelve a estar en boca de todos. ¿Alguno de ellos seguirá su estela? o ¿simplemente no habrá otro como él?

Es que con sus 1.86 metros de estatura, Redondo ha entrado en los anales de la historia del fútbol. Con clase se ha hecho con un puesto entre los grandes. Está claro que si para definir al defensa ideal se menciona a Beckenbauer, o si al hablar de volantes de armado se destacan a Pelé o Maradona no cabe la menor duda que el nombre de este argentino va indisolublemente unido al del número ‘5’, a ese volante de corte defensivo pero técnico, de carácter combativo pero con gran salida.

Tal ha sido el legado de este eximio futbolista, que cuanto jugador gaucho aparece con similares características, se le quiere hacer ver como su sucesor.
Pasan buenos, regulares y malos jugadores pero a ninguno le ha calzado la corona que dejó vacante Redondo.

Primero apareció Cambiasso, un volante central de gran talento y despliegue ofensivo. Un experto recuperador de balones. Pese a que ha triunfado en sus equipos, no ha sido el líder. Por edad le sigue Mascherano, un clásico mediocampista central con más quite que salida al ataque. Aun cuando las labores ofensivas no son su cualidad, en el seleccionado argentino se ha destapado con varios goles.

De cerca le siguen Gago y Banega. El primero es un jugador bastante técnico que derrocha ganas, maneja el balón con la cabeza levantada y tiene mucho criterio para leer el juego. Pasó por Boca con éxito y ahora debe ratificar su nivel en el Madrid. Ever, pese a ser el más joven tiene un futuro extraordinario por delante. En Boca jugó como clásico ‘5’, pero en el mundial sub-20 demostró que puede rendir al máximo nivel si le dejan jugar más adelante.

Las semejanzas están ahí, Gago tiene su porte y elegancia, Mascherano su combatividad y posicionamiento, Cambiasso su llegada al área y Banega su visión de campo. En conclusión, grandes jugadores que aún les falta recorrido para alcanzar al mejor jugador de la Champions 2000, a ese fenómeno que nos maravilló en el Old Trafford, cuando se dio el lujo de realizar la jugada del partido con la que se definió la serie. Una majestuosa autohabilitación de taco y un magistral pase para que Raúl definiera a puerta vacía. Manchester 2 Madrid 3 y ‘El Teatro de los Sueños’ a sus pies. En Milán renunció a su sueldo por estar lesionado. Un auténtico Crack.

(Fragmento de esta columna se encuentra publicado en el diario El País de Cali 10/01/2008)

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