Quizás en el fútbol actual no resulte innovador hacer debutar a un chico menor de veinte años. Tal vez ni siquiera pueda considerarse como novedad el hecho de que un joven sin experiencia sea inicialista en una liga de primer nivel o que un adolescente se haga con la titularidad de un cuadro europeo.
Pero en un mundo del balompié regido por los resultados y la mercadotecnia, en donde la experiencia prima y las figuras mediáticas son las que venden camisetas y llenan estadios, es impresionante, valiente y hasta loable para un club todopoderoso como el Arsenal, que futbolistas con edades entre 18 y 25 años acaparen prácticamente la totalidad de la plantilla.
Aunque sean muchas las hazañas alcanzadas por Wenger como cabeza visible de proyectos a largo plazo, posiblemente sus más significativos logros a nivel personal los haya obtenido en las últimas semanas: Conformar una sólida segunda escuadra con promedio de 19 años, derrotar a domicilio al último subcampeón de Europa con nueve jugadores de 25 años o menos y finalmente, tener como capitán a un joven Fàbregas.
Todo este periplo de sustanciosos frutos arrancó el 11 de noviembre cuando un onceno londinense plagado de noveles doblegó por 3-0 al Wigan para acceder a cuartos de final de la Carling Cup. En este cotejo el francés se dio varios lujos: Incluir a Wilshere y Ramsey de 16 y 17 años respectivamente, dar más minutos a figuras en ascenso como Vela y Mérida, y por supuesto deleitarse con un Simpson excepcional y goleador. Para completar la gloria juvenil, el pase a la siguiente ronda de Champions lo selló el veinteañero danés Bendtner.
Por si fuera poco, en el debut liguero de Cesc como capitán, los “Baby Boys” consiguieron remontar un marcador adverso en Stamford Bridge derrotando a un Chelsea que se presumía imbatible.
Si bien Wenger en los últimos años no ha alcanzado títulos, nadie duda de su labor como educador. Es el profesor ideal para una clase de sobresalientes en la que lo secundan dos ayudantes de lujo, Almunia y Gallas, y un alumno de honor, el catalán Fàbregas.
sábado, 6 de diciembre de 2008
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