viernes, 19 de septiembre de 2008

Realidades diametralmente opuestas

Es cierto, tanto la Lazio como el Milán hacen parte de la élite del fútbol italiano, ellos dos, junto a la Juve, el Inter, la Roma y quizás el Napoles, que apenas si se mantiene en el podio histórico gracias al recuerdo de aquellas épocas maradonianas, son los que ponen el condimento en un campeonato donde prima el tan mentado catenaccio.

Aunque en la actualidad, tanto los rossoneri, como los celestes de Roma se han visto opacados por sus vecinos de patio, el Milán aún guarda un remanente de gloria gracias a la Liga de Campeones obtenida en el 2007, mientras la Lazio apenas si ha logrado cuajar campañas decentes. Y sí, uno es boyante en estrellas mientras que el otro debe contentarse con buenos jugadores o cracks que apenas despuntan en el fútbol del viejo continente.

Por eso, antes de comenzar la temporada, las realidades parecían distintas. El poderoso onceno de Berlusconi se apuntaba como una verdadera bestia recargada. Una potencia basada en la esperanza del resurgimiento de Ronaldinho y Shevchenko, la llegada de Flamini y Zambrotta, y la vuelta de Borriello. En cuanto a los biancocelesti pocos se fijaban en él. No hizo mucho ruido en el mercado de pases, aunque sí apostó por algunos argentinos “desconocidos en Europa”.

Dos jornadas y los vaticinios al traste. Il Diavolo penúltimo con dos derrotas a cuestas y un entrenador discutido. En contraposición, Le Aquile, efectividad total y al comando de la tabla. ¿Razones? Por el lado milanista, carencia de imaginación en su juego. Kaká apenas se viene recuperando de una lesión, Ronaldinho no encuentra ni su forma ideal ni su fantasía y a Shevchenko se le perdió el arco desde su estancia en Londres. En cuanto a la Lazio, su entrenador Delio Rossi está de moda por el manejo que le ha dado al grupo, Carrizo es figura custodiando su arco y por supuesto, Mauro Zárate se lleva todos los honores por sus jugadas y sus tres tantos en el torneo. Es que al hermano menor del ‘Roly’ y del ‘Ratón’, a sus 21 años, no se le ha olvidado jugar al fútbol, ni siquiera por haber estado desterrado hace algún tiempo en el Al-Sadd qatarí.

Falta mucho por delante, pero aún así, ya unos sufren mientras otros disfrutan por su presente.

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