Es cierto, tanto la Lazio como el Milán hacen parte de la élite del fútbol italiano, ellos dos, junto a la Juve, el Inter, la Roma y quizás el Napoles, que apenas si se mantiene en el podio histórico gracias al recuerdo de aquellas épocas maradonianas, son los que ponen el condimento en un campeonato donde prima el tan mentado catenaccio.
Aunque en la actualidad, tanto los rossoneri, como los celestes de Roma se han visto opacados por sus vecinos de patio, el Milán aún guarda un remanente de gloria gracias a la Liga de Campeones obtenida en el 2007, mientras la Lazio apenas si ha logrado cuajar campañas decentes. Y sí, uno es boyante en estrellas mientras que el otro debe contentarse con buenos jugadores o cracks que apenas despuntan en el fútbol del viejo continente.
Por eso, antes de comenzar la temporada, las realidades parecían distintas. El poderoso onceno de Berlusconi se apuntaba como una verdadera bestia recargada. Una potencia basada en la esperanza del resurgimiento de Ronaldinho y Shevchenko, la llegada de Flamini y Zambrotta, y la vuelta de Borriello. En cuanto a los biancocelesti pocos se fijaban en él. No hizo mucho ruido en el mercado de pases, aunque sí apostó por algunos argentinos “desconocidos en Europa”.
Dos jornadas y los vaticinios al traste. Il Diavolo penúltimo con dos derrotas a cuestas y un entrenador discutido. En contraposición, Le Aquile, efectividad total y al comando de la tabla. ¿Razones? Por el lado milanista, carencia de imaginación en su juego. Kaká apenas se viene recuperando de una lesión, Ronaldinho no encuentra ni su forma ideal ni su fantasía y a Shevchenko se le perdió el arco desde su estancia en Londres. En cuanto a la Lazio, su entrenador Delio Rossi está de moda por el manejo que le ha dado al grupo, Carrizo es figura custodiando su arco y por supuesto, Mauro Zárate se lleva todos los honores por sus jugadas y sus tres tantos en el torneo. Es que al hermano menor del ‘Roly’ y del ‘Ratón’, a sus 21 años, no se le ha olvidado jugar al fútbol, ni siquiera por haber estado desterrado hace algún tiempo en el Al-Sadd qatarí.
Falta mucho por delante, pero aún así, ya unos sufren mientras otros disfrutan por su presente.
viernes, 19 de septiembre de 2008
lunes, 15 de septiembre de 2008
“Mercando” a última hora
Un día de nerviosismo absoluto, intensas horas no aptas para cardíacos. Es el instante de la verdad para los clubes, se juegan su prestigio. Las decisiones que se tomen son definitivas, no hay mañana que valga. Se debe arrancar con excelente pie aquel largo camino que supone una temporada invadida de partidos de peso. ¿La mejor manera de hacerlo? Sencillo, enriqueciendo la plantilla con un cúmulo de estrellas ávidas de crecer y de triunfar.
Es el día en que los minutos y segundos corren más rápido que de costumbre, en otras palabras, el cierre del mercado de pases en Europa. Todo se cierne bajo un ambiente denso, las alarmas se activan al instante, los agentes esperan una llamada telefónica, los directivos están prestos para aprobar un monto de dinero, los jugadores se alistan para pasar el reconocimiento médico y los hinchas sufren a distancia por la estrella que les traiga títulos. Pasa de todo, locuras, carreras, berrinches y hasta espectáculos de talla circense.
Este año el cierre de transferencias en España, Inglaterra e Italia tuvo condimentos para todos los gustos. Los grandes desembolsos estuvieron a cargo de los clubes de Manchester. Los diablos rojos se hicieron con Berbatov mientras los citadinos rescataron a un Robinho, que con lágrimas y súplicas para dejar al Madrid, puso la nota tragicómica de la jornada.
El encargado de la sorpresa fue el Betis que se desprendió de Sobis, desterrado al Al Jazzera, pero añadió un campeón de Europa con el arribo de Sergio García. El sabor amargo quedó en el paladar de los directivos madridistas, pues luego de presionar por Ronaldo, Villa y Cazorla, terminaron restando. El Tottenham concretó la tan especulada contratación de Pavlyuchenko pero no la de Arshavin. En Italia estuvo la promesa a futuro, la Juve se hizo con Falqué, una perla de la cantera catalana que espera emular lo hecho por Cesc lejos de la Masía. La pimienta llegó a manos del agente de Milito, quien tras percatarse que la sede de la liga italiana ya estaba cerrada, tuvo que saltar una valla e introducir el contrato de su representado con el Génova por la ventana.
Mucho movimiento y diversión pero queda claro que el poder adquisitivo está en la Premier.
Es el día en que los minutos y segundos corren más rápido que de costumbre, en otras palabras, el cierre del mercado de pases en Europa. Todo se cierne bajo un ambiente denso, las alarmas se activan al instante, los agentes esperan una llamada telefónica, los directivos están prestos para aprobar un monto de dinero, los jugadores se alistan para pasar el reconocimiento médico y los hinchas sufren a distancia por la estrella que les traiga títulos. Pasa de todo, locuras, carreras, berrinches y hasta espectáculos de talla circense.
Este año el cierre de transferencias en España, Inglaterra e Italia tuvo condimentos para todos los gustos. Los grandes desembolsos estuvieron a cargo de los clubes de Manchester. Los diablos rojos se hicieron con Berbatov mientras los citadinos rescataron a un Robinho, que con lágrimas y súplicas para dejar al Madrid, puso la nota tragicómica de la jornada.
El encargado de la sorpresa fue el Betis que se desprendió de Sobis, desterrado al Al Jazzera, pero añadió un campeón de Europa con el arribo de Sergio García. El sabor amargo quedó en el paladar de los directivos madridistas, pues luego de presionar por Ronaldo, Villa y Cazorla, terminaron restando. El Tottenham concretó la tan especulada contratación de Pavlyuchenko pero no la de Arshavin. En Italia estuvo la promesa a futuro, la Juve se hizo con Falqué, una perla de la cantera catalana que espera emular lo hecho por Cesc lejos de la Masía. La pimienta llegó a manos del agente de Milito, quien tras percatarse que la sede de la liga italiana ya estaba cerrada, tuvo que saltar una valla e introducir el contrato de su representado con el Génova por la ventana.
Mucho movimiento y diversión pero queda claro que el poder adquisitivo está en la Premier.
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